Como un rayo fulminante, a María Alché (Buenos Aires, 1987) el cine la atravesó. La directora Lucrecia Martel la hizo protagonista de La niña santa (2004) y, desde ese entonces, la actuación se convirtió en una constante. Sin embargo, con el tiempo no le fue suficiente.
María fue arrimándose al otro lado de la cámara con pasos certeros, formándose en dirección cinematográfica, pero también en Filosofía, fogueándose en otras áreas del cine como en la dirección de casting o en el trabajo directo con intérpretes.
Con sus cortometrajes, escogidos en prestigiosos festivales de cine como Róterdam, Locarno, Mar de Plata o Nueva York, empezó a figurar como guionista y directora. Y finalmente con su primer largometraje, Familia sumergida (2018) —protagonizado por Mercedes Morán, sobre una mujer que se replantea su vida a raíz de la pérdida de su hermana—, sus habilidades como cineasta se validaron por todo lo alto.
Lo que no se imaginaba María era que para su nueva película todo sería diferente. En plena pandemia desarrolló Puan junto a su pareja sentimental, el también director Benjamín Naishtat (Rojo). La comedia agridulce sobre un brillante, pero nada carismático profesor de filosofía en una muy particular universidad porteña, donde reina la precariedad laboral y una efervescente atmósfera de activismo, y que se enfrenta por una plaza de titular a casi un rock star de la filosofía Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), resultó ganadora en Mejor guion y Mejor actor (para Subiotto) en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Co escribir y co dirigir Puan: la génesis
A pesar de que Benjamín [Naishtat] y yo tenemos maneras completamente distintas de entender el cine y de abordarlo y de cómo pensar las cosas, teníamos el deseo de querer hacer algo juntos. No teníamos nada en concreto pero con la pandemia nos encontramos en ese encierro extremo con todos nuestros trabajos colgando en el aire, y de pronto surgió la idea de escribir esta comedia con filosofía para Marcelo Subiotto.
Abrimos un archivo que se llamaba ‘Mara y Subiotto’, la pareja de actores (Mara Bestelli y Marcelo Subiotto) que convocamos desde el principio. A diario yo escribía unas diez páginas y después iba a cuidar a mi hija y le decía a Benjamín: ‘andá a escribir’ (se ríe). Entonces fue como un medio cadáver exquisito; por supuesto que todo el año habíamos hablado de un montón de cosas que tenían que ver con empezar a ver esta facultad universitaria que se llama Puan como un espacio que merecía ser narrado, que tenía potencia cinematográfica.
Recurrir a un espacio en concreto
Creo que tuvo que ver con la pandemia, con esta cosa de habernos convertido en nómadas digitales. Inconscientemente hubo una decisión de volver a un espacio concreto con características muy particulares. Puan nos gustaba como un lugar posible para hacer una película. Yo había estudiado allí, además. Se trata de una facultad situada en una antigua fábrica de cigarrillos, tiene estas cosas como que se filtra el sonido de un salón al otro o que hay palomas en el patio, además posee todo un folclore de personajes, y en el medio de todo eso se imparten unas clases de un altísimo nivel, complejísimas y comparable con cualquier otra facultad del mundo.
El potencial narrativo y cómico del medio académico
Nos parecía que había algo de pomposidad en los filósofos y rimbombancia en su lenguaje, como también era interesante el contraste entre estas personas que tienen la capacidad de dar un teórico de cuatro horas, concentrados, enseñando unas cosas muy complejas en un lugar en condiciones que a veces no son las ideales, para después salir de ese ambiente y tener que lidiar con problemas de una persona común y corriente, con su vida cotidiana. Dentro de ese edificio esos profesores son eminencias y muchos son famosos, pero cuando se meten en el 'subte', pasan a ser personas anónimas. En todo eso encontramos potencial para una narración.
Microcosmos de rivalidad como reflejo de Argentina
Buenos Aires es una ciudad puerto y naturalmente siempre tiene esta mirada puesta en Europa, en el que se fue para allá, en el que volvió, en viajar a ese continente, lo cual constituye un prestigio extra. Pero también refleja las disputas históricas de la Argentina, como la que sostiene (el político y escritor Domingo Faustino) Sarmiento que nos organiza entre la civilización y la barbarie; con una idea de que la civilización es la ilustración europea, que tenemos que tomar e imitar porque es lo mejor, y por otra parte está el desprecio hacia lo otro, como si el desierto donde está la población argentina, que la colonia dio en llamar indios, fuera una barbarie.
El pensamiento filosófico latinoamericano
Cuando empezamos a pensar esta película nos llamó la atención que la carrera de Filosofía se organiza con un programa que imita el programa de la escuela francesa de los años 60 del estructuralismo. En toda la carrera sólo hay una materia que se llama Pensamiento argentino y latinoamericano. Es curioso que en una carrera universitaria de cuatro o cinco años donde uno ve filosofía antigua, medieval, moderna y contemporánea, se le de poco lugar al pensamiento que surgió en nuestro territorio. Por eso también lo tematizamos en la película, nos preguntamos si una filosofía está atada a un espacio, si la metafísica esa tiene que pisar una tierra o es de cualquiera o da igual, si se puede pensar el universo, Dios, el hombre en cualquier lado.
Nos interesó introducir un personaje en particular, una filósofa boliviana porque justamente Bolivia es un país riquísimo en cuanto a su producción de ideas, de filósofos y que tienen una relación muy potente con el espacio, además de ser una sociedad muy compleja. La filósofa, activista y socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui define como Ch’ixi la mezcla entre lo incaico con lo moderno y lo posmoderno, entonces también aparece ese elemento en la película con la intención de contrastarlo con esta pretenciosidad europea.
Plantear el existir versus el funcionar
Permanentemente entre la sociedad y el capitalismo nos vemos obligados a funcionar. No estoy diciendo ninguna novedad. Todos tenemos mil trabajos, somos esclavos de un teléfono al cual cada vez le damos más información y del cual dependemos para hacer millones de transacciones. Y en el medio de eso tratamos de encontrarle la vuelta para existir, que es lo más importante y es lo que debería organizarnos
Transmitir la melancolía y el humor porteños
Trabajamos mucho en distintas versiones de guion para tratar de retratar esa melancolía porteña, pero yendo muy a favor de la comedia, del gag, de la cosa más 'chaplinesca' o de comedias que nos gustaban. En la primera versión del guion ya estaban presente muchos de estos elementos, quizás con las reescrituras surgió el balance y después está lo que aportaron las actrices, los actores, todo el equipo, que es cuando la película se termina de armar.
Puan tiene también que ver con la observación de la vida, en particular de personas que brillan, y parece que no sienten ni hambre ni sueño cuando están haciendo lo que les gusta. Yo que hago cine, cuando estoy en un rodaje me da una felicidad, siento todo me funciona, aunque después haya muchos aspectos de la vida con los que uno tiene que lidiar.
Armar un cine-vida
Todo el proceso fue una circunstancia particular, era la primera vez que Benjamín y yo dirigíamos juntos, además teníamos la circunstancia de la pandemia. Nuestras productoras se unieron para que Puan fuera posible, en medio de un año de mucha inflación en Argentina donde parecía imposible filmar, es más, ¡todo parecía un imposible! Aunque teníamos una coproducción, la plata no venía; nuestras vidas eran tan parecidas a las vidas de los personajes de la película, que de pronto cuando logramos llegar al rodaje, fue una fiesta, porque a pesar de todo, estábamos haciendo la película.
Formamos una especie de familia, ya que como nosotros los productores también tienen sus hijos, entonces armamos ahí como un cine-vida. En ese momento que nos atraviesa de una manera personal el hacer las películas, es lindo no tener un gran jefe, sino más bien ser nuestros propios jefes. Está bueno lograr sobrevivir en ese ecosistema donde podemos tomar las decisiones de las cosas. Eso nos da alegría.
Filmografía
Cortometrajes
¿Quién se metió con Mayra? (2008)
Noelia (2012)
Gulliver (2015)
Después del silencio (2020)
Largometrajes
Familia sumergida (2018)
Puan (2023)
Te amo y hoy todo es hermoso (en desarrollo)
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