La idea de lo que representaba ser una princesa ha cambiado mucho a lo largo de los últimos años. También la de los villanos. Desde una Maléfica (Robert Stromberg, 2014) interpretada con mucho glamour y encanto por Angelina Jolie con quién podemos solidarizarnos con su dolor y entender el por qué decidió alejarse de todo, hasta la Cruella  (Craig Gillespie, 2021) más cool que Disney desarrolló en su último mega hit y que interpretó con éxito Emma Stone.

Identificarse con las cosas que nos perturban, nos rompen y nos convierten en verdugos es algo más humano que el blanco y negro con el que antes se planteaban las historias. Pero esta evolución también está presente desde hace tiempo en las nuevas princesas, desde una Tiana que en la última versión de La princesa y el sapo (John Musker y Ron Clements, 2009) no aspiraba a casarse con el más guapo y rico del barrio para que le solucionara la vida, sino que soñaba con ser autosuficiente y poner su propio restaurante.

¿Qué decir del tan analizado hit de Frozen (Jennifer Lee y Chris Buck, 2013) con su Elsa, la princesa que al abrazar sus diferencias se vuelve extremadamente poderosa y libre? ¿O de la épica Mulan (Niki Caro, 2020), la princesa guerrera que logra romper todos los prejuicios hacia las mujeres demostrando que de débiles y frágiles no tienen nada y que sólo una chica es capaz de cambiar el destino de todo un pueblo?

Identificarse con las cosas que nos perturban, nos rompen y nos convierten en verdugos es algo más humano que el blanco y negro con el que antes se planteaban las historias.

Con el tiempo también cambió el cómo. Uno de los cuentos más clásicos de Disney buscó cambiar por completo la forma de ver el rol de las princesas con su nueva Cenicienta (Kay Cannon, 2021) interpretada por Camila Cabello. Y aunque la cinta tiene muchos puntos discutibles y no logró el eco esperado, lo cierto es que algo a su favor es que la pobre chica sometida y desgraciada ya no está buscando un príncipe que la rescate y le solucione la vida, ¡no! La joven mujer que porta zapatillas de cristal lo que quiere es crear su propio imperio de moda.

Esta Cenicienta, que debutó en Amazon Prime Video, ofrece un giro moderno de la conocida historia de una huérfana forzada a vivir con su madrastra malvada y sus truculentas hermanastras. Ahora, la ambiciosa protagonista que se llama Ella, no es una chica vulnerable, quiere ser una buena costurera, lanzar su línea de vestidos y que su príncipe valore su trabajo y le ayude a conseguir sus objetivos. Sus circunstancias no son ideales, pero tiene un espíritu fuerte.

Como bien dice la escritora Chimamanda Ngozi Adichie, reconocida como una de las voces feministas más importantes de la actualidad, “la cultura no hace a la gente: la gente hace la cultura”. Y lo que vemos, escuchamos, leemos y decimos genera cambios.

Estos cambios de discurso en las historias que le contamos a nuestros niños y jóvenes importan, y mucho, pues como bien dice la escritora Chimamanda Ngozi Adichie, reconocida como una de las voces feministas más importantes de la actualidad, “la cultura no hace a la gente: la gente hace la cultura”. Y lo que vemos, escuchamos, leemos y decimos genera cambios.

Me alegra cuando mis hijas se sientan a ver una película de Disney o de la firma que sea y se encuentran con mujeres poderosas, realizadas, libres para soñar y conseguir cualquier cosa que se propongan, acompañadas por hombres valientes y generosos con los que hacen equipo. Porque hacia ese equilibrio debemos apuntar. Aunque aún sea una utopía en muchos lugares de la tierra. Al menos, ya estamos contando esas historias.

(La primera versión de este artículo fue publicada en el diario mexicano El Universal)